EL BOTE ESTABA ANCLADO
Dos hombres, ambos ebrios, salieron de la taberna y subieron al bote que debía llevarlos al otro lado de la bahía. Se sentaron y comenzaron a remar. Trabajaron toda la noche, y
no podían comprender por qué no llegaban nunca al otro lado. Cuando amaneció, descubrieron que el bote estaba anclado. Se habían olvidado de levar el ancla.
Así pasa con muchos que están esforzándose para entrar en el reino de los cielos. No pueden creer, porque están anclados a este mundo. ¡Corta el cable! ¡Confiesa y
abandona tus pecados! ¡Líbrate del peso de las cosas terrenas, y pronto te elevarás
rumbo al cielo.
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